MEDITACIÓN
Allí, al pie de la cruz, María, y las demás
mujeres, y el discípulo aquel que las acompañaba, habían vivido la tragedia de
la muerte de aquel que tanto habían amado. Habían visto su agonía, habían
escuchado su último grito, habían acompañado a aquellos fieles clandestinos José
de Arimatea y Nicodemo cuando lo descolgaban de la cruz y lo enterraban en un
sepulcro nuevo que había allí cerca. Lo habían vivido con el mayor dolor, pero
la llama no se había apagado. Porque Dios no podía dejar que tanto amor quedara
sepultado por siempre. Porque Dios, el amor de Dios que Jesús había vivido sin
desfallecer, no podía quedar derrotado por el mal y el pecado del mundo.
Y al cabo de unos días, aquella llama ya se había
convertido en un fuego imparable. Primero ha sido María Magdalena y las demás
mujeres, después Pedro, después, poco a poco, todos. Sí, Jesús vive, Jesús ha
vencido a la muerte, Jesús ha abierto un camino nuevo en medio de la historia de
los hombres. Dios ha mostrado que el camino de Jesús era el único camino, que el
amor de Jesús era la única manera de vivir que valía realmente la pena. Jesús,
el amor de Jesús, muestra la manera de vivir de Dios, la manera de vivir que une
con Dios. Y su cruz, el fracaso del Calvario, era la señal de la vida, la única
vida verdadera.
Sí, aquella historia que comenzó en Belén ahora se
ha mostrado con toda su fuerza. Ahora, todo el que quiera, todo el que tenga
ganas de tener abierto el corazón, puede comprender cuál es el proyecto de Dios
y unirse a él, hacerla suyo para tener vida. María, que ha seguido aquel camino
en su totalidad, que ha experimentado sus alegrías y ha sentido profundamente
sus dolores, y que se ha encontrado más de una vez desconcertada y sin saber qué
estaba ocurriendo, ahora vive el gozo pleno que Dios manifiesta en Jesús. Ella,
que ha traído al Hijo de Dios al mundo, ahora será testimonio fiel de la Buena
Noticia de su resurrección.
ORACIÓN
Gracias, María, por habernos
dado a conocer a toda la Iglesia,
el gran cántico de tu vida.
Ruega por nosotros para que
alabemos el nombre de Dios en todas las cosas.
alabemos el nombre de Dios en todas las cosas.
Santa María, haznos cantar
con júbilo, el gozo de creer,
fomentando el bien, la justicia y la caridad.
fomentando el bien, la justicia y la caridad.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
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