MEDITACIÓN
«Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».
¿Qué quiere decirnos Mateo con esta narración? Nos quiere hacer caer en la cuenta que Jesús, el niño nacido en Belén, es como una estrella luminosa capaz de guiar a todo hombre y a toda mujer de este mundo, sean de donde sean y piensen como piensen.
Aquellos magos hicieron el largo camino siguiendo la luz. Y cuando ven la estrella en el lugar donde está Jesús, dice el evangelio, «se llenaron de inmensa alegría». Y es que encontrar a Jesús siempre produce una alegría inmensa. Una alegría inmensa. Y entonces, dice el evangelio «entraron en la casa, vieron al niño con María su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron».
El niño está con María. ¿Con quién iba a estar? Y es María quien da aquel niño para que aquellos personajes extraños se arrodillen ante él y le reconozcan como la luz capaz de iluminarlos por siempre. Es María quien da a su hijo al mundo para que sea luz para todo el mundo.
Y nos invita a nosotros a hacer como ella. A vivir de tal manera que mostremos a Jesús como luz para todos los hombres. A vivir de tal manera que no seamos obstáculo que esconda la luz de Jesús.
ORACIÓN
Gracias, María, por habernos dado a conocer a toda la Iglesia,
el gran cántico de tu vida. Ruega por nosotros para que
alabemos el nombre de Dios en todas las cosas.
Santa María, haznos cantar con júbilo, el gozo de creer,
fomentando el bien, la justicia y la caridad.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
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