viernes, 11 de mayo de 2012

Mes de mayo, mes de María: día 11


MEDITACIÓN
En mitad de la noche brilla una luz.
De María, la muchacha de Nazaret, ha nacido un niño que es Dios con nosotros. Ha nacido en Belén, por culpa del emperador romano que ha ordenado hacer un censo y todo el mundo ha tenido que trasladarse a su población de origen. El niño ha nacido en un establo, porque no había sitio en la posada. Allí le ha acompañado lo único que necesitaba: el amor de María, el amor de José. La tradición, muy inteligente, dice que le acompañó también el aliento cálido del buey y la mula, que miraban la escena con cara de no saber qué estaba pasando.
Aquel recién nacido que María acuna en sus brazos, aquel Jesús que ha tenido que  nacer en un establo, es, por encima de todo, una gran alegría. Una gran alegría porque comienza un camino nuevo para los hombres; una gran alegría porque hay una luz hacia la cual mirar, cualquiera que sea la oscuridad que nos rodee; una gran alegría porque esta nuestra débil condición humana, Dios la ha hecho suya.
Aquí, en la noche de Belén, en los brazos de María, hemos conocido la gloria de Dios. Y la gloria de Dios es este niño que nace así, tan débil. Y por eso, la gloria de Dios es la paz y la vida y la gracia para los hombres. Porque él nos ama con una amor inmenso.


ORACIÓN
Gracias, María, por habernos dado a conocer a toda la Iglesia,
el gran cántico de tu vida. Ruega por nosotros para que 
alabemos el nombre de Dios en todas las cosas.
Santa María, haznos cantar con júbilo, el gozo de creer, 
fomentando el bien, la justicia y la caridad.
Por Jesucristo Nuestro Señor.

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