sábado, 5 de mayo de 2012

Evangelio del V Domingo de Pascua


Juan 15, 1 - 8
En aquel tiempo,  Jesús habló así a sus discípulos: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos».



ORACIÓN
Señor, Tú eres la vid que me sostiene, 
el dueño y guía de toda mi existencia. 
Sin Ti no puedo dar fruto. 
Poda todo aquello que estorbe mi crecimiento. 
Que esta oración me descubra lo que necesito purificar, mejorar y
 enmendar, para dar el fruto abundante que, con tu gracia, puedo dar. 



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