sábado, 29 de octubre de 2011

Evangelio del Domingo XXXI del T. O.

Mateo 23,1-12

 Representación medieval de Cristo predicando


En aquel tiempo, Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame “Rabbí”. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “Rabbí”, porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie “Padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar “Directores”, porque uno solo es vuestro Director: el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.

Lienzo de Champaigne sobre la predicación de Cristo


Reflexión
Señor, la humildad y el amor están en los cimientos de tu mensaje de salvación. Las falsas apariencias te repugnan. ¿Qué me importa la opinión de la gente? ¡Que nunca haga nada por el qué dirán, y sólo me guíe lo que tú quieres que haga! Mi único maestro,padre, consejero eres tú. Y quiero ser tu servidor y el de los demás.
                                               

jueves, 27 de octubre de 2011

Peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz

INTERVENCIÓN DEL 
SANTO PADRE BENEDICTO XVI 
EN LA JORNADA DE REFLEXIÓN, 
DIÁLOGO Y ORACIÓN
POR LA PAZ Y LA JUSTICIA EN EL MUNDO 

Intervención del Santo Padre en Asís

Asís, Basílica de Santa María de los Ángeles
Jueves 27 de octubre de 2011


Queridos hermanos y hermanas,
Distinguidos Jefes y representantes de las Iglesias y Comunidades eclesiales
y de las Religiones del mundo,
queridos amigos:



El Beato Juan Pablo II al iniciar estas jornadas en 1986


Han pasado veinticinco años desde que el beato Papa Juan Pablo II invitó por vez primera a los representantes de las religiones del mundo a Asís para una oración por la paz. ¿Qué ha ocurrido desde entonces? ¿A qué punto está hoy la causa de la paz? En aquel entonces, la gran amenaza para la paz en el mundo provenía de la división del planeta en dos bloques contrastantes entre sí. El símbolo llamativo de esta división era el muro de Berlín que, pasando por el medio de la ciudad, trazaba la frontera entre dos mundos. En 1989, tres años después de Asís, el muro cayó sin derramamiento de sangre. De repente, los enormes arsenales que había tras el muro dejaron de tener sentido alguno. Perdieron su capacidad de aterrorizar. El deseo de los pueblos de ser libres era más fuerte que los armamentos de la violencia. La cuestión sobre las causas de este derrumbe es compleja y no puede encontrar una respuesta con fórmulas simples. Pero, junto a los factores económicos y políticos, la causa más profunda de dicho acontecimiento es de carácter espiritual: detrás del poder material ya no había ninguna convicción espiritual. Al final, la voluntad de ser libres fue más fuerte que el miedo ante la violencia, que ya no contaba con ningún respaldo espiritual. Apreciamos esta victoria de la libertad, que fue sobre todo también una victoria de la paz. Y es preciso añadir en este contexto que, aunque no se tratara sólo, y quizás ni siquiera en primer lugar, de la libertad de creer, también se trataba de ella. Por eso podemos relacionar también todo esto en cierto modo con la oración por la paz.

El Santo Padre con representantes de otras religiones en Asís

Pero, ¿qué ha sucedido después? Desgraciadamente, no podemos decir que desde entonces la situación se haya caracterizado por la libertad y la paz. Aunque no haya a la vista amenazas de una gran guerra, el mundo está desafortunadamente lleno de discordia. No se trata sólo de que haya guerras frecuentemente aquí o allá; es que la violencia en cuanto tal siempre está potencialmente presente, y caracteriza la condición de nuestro mundo. La libertad es un gran bien. Pero el mundo de la libertad se ha mostrado en buena parte carente de orientación, y muchos tergiversan la libertad entendiéndola como libertad también para la violencia. La discordia asume formas nuevas y espantosas, y la lucha por la paz nos debe estimular a todos nosotros de modo nuevo.

Benedicto XVI con el Patriarca ortodoxo de Constantinopla

Tratemos de identificar más de cerca los nuevos rostros de la violencia y la discordia. A grandes líneas –según mi parecer– se pueden identificar dos tipologías diferentes de nuevas formas de violencia, diametralmente opuestas por su motivación, y que manifiestan luego muchas variantes en sus particularidades. Tenemos ante todo el terrorismo, en el cual, en lugar de una gran guerra, se emplean ataques muy precisos, que deben golpear destructivamente en puntos importantes al adversario, sin ningún respeto por las vidas humanas inocentes que de este modo resultan cruelmente heridas o muertas. 

Benedicto XVI con representantes de diversas religiones

A los ojos de los responsables, la gran causa de perjudicar al enemigo justifica toda forma de crueldad. Se deja de lado todo lo que en el derecho internacional ha sido comúnmente reconocido y sancionado como límite a la violencia. Sabemos que el terrorismo es a menudo motivado religiosamente y que, precisamente el carácter religioso de los ataques sirve como justificación para una crueldad despiadada, que cree poder relegar las normas del derecho en razón del «bien» pretendido. Aquí, la religión no está al servicio de la paz, sino de la justificación de la violencia.

Benedicto XVI al subir al tren que lo ha llevado a Asís

A partir de la Ilustración, la crítica de la religión ha sostenido reiteradamente que la religión era causa de violencia, y con eso ha fomentado la hostilidad contra las religiones. En este punto, que la religión motive de hecho la violencia es algo que, como personas religiosas, nos debe preocupar profundamente. De una forma más sutil, pero siempre cruel, vemos la religión como causa de violencia también allí donde se practica la violencia por parte de defensores de una religión contra los otros. Los representantes de las religiones reunidos en Asís en 1986 quisieron decir – y nosotros lo repetimos con vigor y gran firmeza – que esta no es la verdadera naturaleza de la religión. Es más bien su deformación y contribuye a su destrucción. Contra eso, se objeta: Pero, ¿cómo sabéis cuál es la verdadera naturaleza de la religión? Vuestra pretensión, ¿no se deriva quizás de que la fuerza de la religión se ha apagado entre vosotros? Y otros dirán: ¿Acaso existe realmente una naturaleza común de la religión, que se manifiesta en todas las religiones y que, por tanto, es válida para todas? Debemos afrontar estas preguntas si queremos contrastar de manera realista y creíble el recurso a la violencia por motivos religiosos. 

Benedicto XVI con un jerarca budista

Aquí se coloca una tarea fundamental del diálogo interreligioso, una tarea que se ha de subrayar de nuevo en este encuentro. A este punto, quisiera decir como cristiano: Sí, también en nombre de la fe cristiana se ha recurrido a la violencia en la historia. Lo reconocemos llenos de vergüenza. Pero es absolutamente claro que éste ha sido un uso abusivo de la fe cristiana, en claro contraste con su verdadera naturaleza. El Dios en que nosotros los cristianos creemos es el Creador y Padre de todos los hombres, por el cual todos son entre sí hermanos y hermanas y forman una única familia. La Cruz de Cristo es para nosotros el signo del Dios que, en el puesto de la violencia, pone el sufrir con el otro y el amar con el otro. Su nombre es «Dios del amor y de la paz» (2 Co13,11). Es tarea de todos los que tienen alguna responsabilidad de la fe cristiana el purificar constantemente la religión de los cristianos partiendo de su centro interior, para que – no obstante la debilidad del hombre – sea realmente instrumento de la paz de Dios en el mundo.

Benedicto XVI con el Arzobispo anglicano de Canterbury

Si bien una tipología fundamental de la violencia se funda hoy religiosamente, poniendo con ello a las religiones frente a la cuestión sobre su naturaleza, y obligándonos todos a una purificación, una segunda tipología de violencia de aspecto multiforme tiene una motivación exactamente opuesta: es la consecuencia de la ausencia de Dios, de su negación, que va a la par con la pérdida de humanidad. Los enemigos de la religión – como hemos dicho – ven en ella una fuente primaria de violencia en la historia de la humanidad, y pretenden por tanto la desaparición de la religión. Pero el «no» a Dios ha producido una crueldad y una violencia sin medida, que ha sido posible sólo porque el hombre ya no reconocía norma alguna ni juez alguno por encima de sí, sino que tomaba como norma solamente a sí mismo. Los horrores de los campos de concentración muestran con toda claridad las consecuencias de la ausencia de Dios.

Benedicto XVI con un líder musulmán de Chipre

Pero no quisiera detenerme aquí sobre el ateísmo impuesto por el Estado; quisiera hablar más bien de la «decadencia» del hombre, como consecuencia de la cual se produce de manera silenciosa, y por tanto más peligrosa, un cambio del clima espiritual. La adoración de Mamón, del tener y del poder, se revela una anti-religión, en la cual ya no cuenta el hombre, sino únicamente el beneficio personal. El deseo de felicidad degenera, por ejemplo, en un afán desenfrenado e inhumano, como se manifiesta en el sometimiento a la droga en sus diversas formas. Hay algunos poderosos que hacen con ella sus negocios, y después muchos otros seducidos y arruinados por ella, tanto en el cuerpo como en el ánimo. La violencia se convierte en algo normal y amenaza con destruir nuestra juventud en algunas partes del mundo. Puesto que la violencia llega a hacerse normal, se destruye la paz y, en esta falta de paz, el hombre se destruye a sí mismo.

Benedicto XVI con el Rabino Jefe de Roma

La ausencia de Dios lleva al decaimiento del hombre y del humanismo. Pero, ¿dónde está Dios? ¿Lo conocemos y lo podemos mostrar de nuevo a la humanidad para fundar una verdadera paz? Resumamos ante todo brevemente las reflexiones que hemos hecho hasta ahora. He dicho que hay una concepción y un uso de la religión por la que esta se convierte en fuente de violencia, mientras que la orientación del hombre hacia Dios, vivido rectamente, es una fuerza de paz. En este contexto me he referido a la necesidad del diálogo, y he hablado de la purificación, siempre necesaria, de la religión vivida. Por otro lado, he afirmado que la negación de Dios corrompe al hombre, le priva de medidas y le lleva a la violencia.

Benedicto XVI con una joven budista

Junto a estas dos formas de religión y anti-religión, existe también en el mundo en expansión del agnosticismo otra orientación de fondo: personas a las que no les ha sido dado el don de poder creer y que, sin embargo, buscan la verdad, están en la búsqueda de Dios. Personas como éstas no afirman simplemente: «No existe ningún Dios». Sufren a causa de su ausencia y, buscando lo auténtico y lo bueno, están interiormente en camino hacia Él. Son «peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz». Plantean preguntas tanto a una como a la otra parte. Despojan a los ateos combativos de su falsa certeza, con la cual pretenden saber que no hay un Dios, y los invitan a que, en vez de polémicos, se conviertan en personas en búsqueda, que no pierden la esperanza de que la verdad exista y que nosotros podemos y debemos vivir en función de ella. Pero también llaman en causa a los seguidores de las religiones, para que no consideren a Dios como una propiedad que les pertenece a ellos hasta el punto de sentirse autorizados a la violencia respecto a los demás. Estas personas buscan la verdad, buscan al verdadero Dios, cuya imagen en las religiones, por el modo en que muchas veces se practican, queda frecuentemente oculta. Que ellos no logren encontrar a Dios, depende también de los creyentes, con su imagen reducida o deformada de Dios. Así, su lucha interior y su interrogarse es también una llamada a los creyentes a purificar su propia fe, para que Dios – el verdadero Dios – se haga accesible. 

Benedicto XVI con un animista

Por eso he invitado de propósito a representantes de este tercer grupo a nuestro encuentro en Asís, que no sólo reúne representantes de instituciones religiosas. Se trata más bien del estar juntos en camino hacia la verdad, del compromiso decidido por la dignidad del hombre y de hacerse cargo en común de la causa de la paz, contra toda especie de violencia destructora del derecho. Para concluir, quisiera aseguraros que la Iglesia católica no cejará en la lucha contra la violencia, en su compromiso por la paz en el mundo. Estamos animados por el deseo común de ser «peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz».

Benedicto XVI con una madre musulmana

domingo, 23 de octubre de 2011

Evangelio del Domingo XXX del T. O., DOMUND


JORNADA MUNDIAL POR LA 
EVANGELIZACIÓN DE LOS PUEBLOS



MATEO 22, 34-40

Jesús discutiendo con los fariseos

Los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?». Él le dijo: «Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser". Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas».



Reflexión

Señor, en el día mundial de las misiones, admiro el amor a ti y al prójimo de tantos miles de misioneros que lo han dejado todo para anunciar tu reino y salvar al prójimo. Es el amor más radical. Y no sólo anuncian el Evangelio que salva, sino que, como tú hacías en vida, procuran a los más necesitados el pan, la promoción social y la convivencia pacífica. ¡Ayúdales, Señor, y ayuda, a quienes no lo hemos dejado todo, a contribuir con la oración y la aportación voluntaria a la expansión del reino de Dios!

Santa María, Reina de las Misiones

viernes, 21 de octubre de 2011

Primera fiesta del Beato Juan Pablo II el Magno

El Beato Juan Pablo II Magno, jugando con unos niños

Nuestro querido Obispo, Mons. Adolfo González Montes, ha invitado a todos los diocesanos a acudir a la Santa Misa del sábado 22 de octubre que presidirá en la Catedral de la Encarnación de Almería. Nuestro Obispo también ha pedido a los sacerdotes que este año celebren una Misa en las parroquias en acción de gracias por la beatificación del Papa de María.

El Beato Papa de María, venerando a la Madre de España

La Hermandad Sacramental de Nuestra Señora agradece a nuestro Obispo su interés por despertar la devoción al Beato Juan Pablo II. Nosotros nos ponemos bajo su protección y le pedimos, especialmente, por nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI. 

El Santo Padre Benedicto XVI besando la reliquia 
del Beato Juan Pablo II en la ceremonia de su beatificación, 
el 1 de mayo de este año

Oración colecta en la Santa Misa del 
Beato Juan Pablo II
 

Oh Dios, rico en misericordia,


que has querido que el beato Juan Pablo II, papa,
guiara toda tu Iglesia,
te pedimos que, instruidos por sus enseñanzas,
nos concedas abrir confiadamente nuestros corazones
a la gracia salvadora de Cristo, único redentor del hombre.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén
año para la beatificación del Beato Juan Pablo II. Ese día también hicimos repicar a gloria las campanas de nuestra iglesia, justo en el momento en que el Santo Padre Benedicto XVI inscribió en la lista de Beatos a Karol Wojtyla.
Altar levantado por nuestra Hermandad el día 1 de mayo de este 

miércoles, 19 de octubre de 2011

¡Tres meses de blog y ya nos siguen en diez países!



El día 19 de julio de este año la Hermandad Sacramental de Nuestra Señora comenzaba su andadura en Internet. Ya hace tres meses de aquello, un período que se ha manifestado difícil y doloroso pero siempre confiando en la ayuda de Nuestra Señora.



La Hermandad encomienda al Señor a todas las personas que han colaborado para llevar este humilde blog. Agradecemos especialmente su colaboración a Ana María, nuestra bloggera de cabecera. 



Ofrecemos el listado estadístico de las visitas y los distintos lugares del mundo que se han acercado a nuestro blog. Muchas gracias a todos los visitantes de este blog ¡que Dios os bendiga! Los datos corresponden a estos tres meses, desde el 19 de julio al 19 de julio:

España
712
Alemania
61
Estados Unidos
29
México
13
Rusia
12
Argentina
11
Colombia
8
Perú
7
Venezuela
7
Paraguay
5




martes, 18 de octubre de 2011

El Santo Padre convoca un Año de la Fe


Alegoría de la fe, lienzo de Moretto da Brescia
El Santo Padre Benedicto XVI anunció el pasado domingo la convocatoria de un Año de la Fe que se celebrará entre el 11 de octubre de 2012 y el 24 de noviembre de 2013. Así se celebrará de manera solemne el Cincuenta Aniversario de Apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II por el Beato Juan XXIII el 11 de octubre de 1963.

El Concilio Vaticano II fue iniciado por el Beato Juan XXIII y finalizó en el pontificado del Siervo de Dios Pablo VI

La iniciativa de celebrar el “Año de la fe” tendrá lugar “precisamente para dar renovado impulso a la misión de toda la Iglesia de conducir a los hombres fuera del desierto en el que a menudo se encuentran hacia el lugar de la vida, la amistad con Cristo que nos da su vida en plenitud”, explicó el Papa. Con el Motu Propio Porta Fidei, firmado el 11 de octubre, quedó convocado oficialmente.

El Santo Padre en la Basílica de San Pedro, 
durante la Santa Misa donde anunció la convocatoria del Año de la Fe

El anuncio tuvo lugar durante la Santa Misa del Congreso para la Nueva Evangelización en el Vaticano, al que acudió nuestro querido Obispo diocesano don Adolfo González Montes, en su calidad de miembro de este Dicasterio de la Curia Romana.



Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. Adolfo González Montes, 
Obispo de Almería
El Santo Padre ha puesto este Año de la Fe bajo la intercesión de Nuestra Señora. Así termina su Motu Propio Porta Fidei: <<Confiemos a la Madre de Dios, proclamada "bienaventurada porque ha creído" (Lc 1, 45), este tiempo de gracia.>> 
Mosaico de Nuestra Señora en la fachada de los apartamentos papales 
del Palacio Apostólico del Vaticano