martes, 28 de agosto de 2012

Evangelio en el Domingo XXI de T. O.


Juan 6,60-69


En aquel tiempo, muchos de los que hasta entonces habían seguido a Jesús dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?». Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen». Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre».  Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con Él. Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios».


ORACIÓN
Señor, lo que pasó entonces sigue ocurriendo hoy: 
muchos te dejan porque, engañados por el mundo y la carne, 
el demonio les hace creer que seguirte es de idiotas. 
Pues, mira, yo quiero ser ese idiota: desprecio olímpicamente
 lo que ofrece el mundo y sus engaños 
y me agarro fuertemente a tu mano. 
Con Pedro te pregunto: 
¿A quién voy  a ir lejos de ti? 
Y me respondo aclamándote:
¡Tú tienes palabras de vida eterna!
Amén.

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