martes, 28 de agosto de 2012

Alocución del Excmo. y Rvdmo. Obispo de Almería en la solemne procesión de alabanzas de Ntra. Sra. la Santísima Virgen del Mar Coronada, Patrona de la Ciudad de Almería



Queridos diocesanos:

La fe que tenemos en Cristo nos congrega un año más en esta procesión de alabanza a Santa María, llevando a hombros la imagen sagrada de la santísima Virgen del Mar, nuestra Patrona, para que cuantos llenan las calles se sientan atraídos a su paso por la poderosa luz de esta Estrella de los Mares que nos guía hacia Cristo, verdadero puerto de salvación.


Durante siglos la Santísima Virgen ha acompañado nuestra vida y a ella hemos acudido para pedir de la misericordia de Dios la ayuda que necesitamos por medio de su divino Hijo. En la situación de crisis económica y social que vivimos, la ayuda de la Madre del Señor nos llega con una invitación a seguir la palabra de Cristo, a dar cabida en nuestra vida a los mandamientos de Dios que Jesús resumió en el amor a Dios y al prójimo. No podemos vivir como si Dios no existiera, no podemos comportarnos como si no hubiéramos escuchado jamás el Evangelio de Jesús y su palabra de vida eterna. En el evangelio de este domingo Jesús nos dice: “El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada.  Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen” (Jn 6,63s).


¿Dejaremos de escuchar estas palabras de Jesús? María nos dice una y otra vez como en la boda de Caná: “Haced lo que él os diga” (2,5). Acojamos, queridos diocesanos, estas palabras de la Virgen María y acudamos a Jesús, único maestro de los hombres que tiene palabras de vida eterna. Él es la Palabra de Dios hecha carne, el pan de vida partido y entregado para la vida del mundo.


Sólo mediante una profunda renovación espiritual podremos afrontar los sacrificios que requiere nuestra sociedad. Son los criterios morales los que podrán sacarnos de una crisis, cuyas raíces se hunden en al inmoralidad del despilfarro, la riqueza fácil y sin esfuerzo, el bienestar sin sacrificio y solidaridad con los más necesitados y empobrecidos.


Acudimos a la Virgen del Mar para pedirle esa renovación espiritual que nos ahrá mejores y nos permitirá afrontar un futuro más esperanzador, porque ha de ser un futuro construido sobre la justicia y la libertad verdaderas, que dan como resultado la paz social, donde la caridad da calor espiritual y alienta la equidad y la solidaridad.


Con mis hermanos los obispos, hago un llamamiento a trabajar unidos por lograr metas de empleo y paz social que necesitamos, porque “es imprescindible un profundo sentimiento de solidaridad con los que sufren (…) La pobreza y el desempleo degradan la dignidad del ser humano. Por ello es necesario impulsar un nuevo dinamismo laboral que nos comprometa a todos a favor de un trabajo decente que —en palabras del Papa Benedicto XVI— permita satisfacer las necesidades familiares (…), un trabajo que deje espacio para rencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual” XCL Asamblea plenaria de la CEE,Declaración ante la crisis moral y económica, nn.4 y 5).


Pidamos a la Virgen María nos cobije bajo su manto para que crezcan en nosotros aquellos sentimientos que nos ayuden a superar todas las dificultades que el egoísmo y el afán de poder generan; para que orientados todos hacia metas comunes de fraternidad y progreso logremos con al ayuda de Dios misericordioso un bienestar acorde con la dignidad humana, fundamento de la verdadera paz social.


Virgen del Mar,
Patrona de nuestra Ciudad,
Amparo de cuantos te invocan
Madre de Cristo y nuestra:
Escucha las plegarias
de tus hijos necesitados
y líbranos de todo peligro,
oh siempre Virgen, gloriosa y bendita.
Amén.

Plaza Circular frente al Mar
26 de agosto de 2012

                                                                       + Adolfo González Montes
                                                                                  Obispo de Almería

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