jueves, 8 de septiembre de 2011

Ante María recién nacida

Imagen de la Divina Infantita

Inolvidable poema de nuestro párroco el Siervo de Dios don Federico Salvador Ramón, escrito en Instinción el 30 de septiembre de 1917. Perfecto para despedir la festividad de la Natividad de Nuestra Señora. 

Imagen cuzqueña de la Divina Infantita


¡Acaba de nacer!... ¡Bendita sea
la Reina Inmaculada de los cielos!
La secular promesa del Altísimo
háse tornado de esperanza en hecho…
¿Y no se para el sol a contemplarla?
¿Y la luz no le teje manto regio?
¿Ni su frente circundan las estrellas?
¿Ni la luna le rinde acatamiento?
¿Cómo es eso, Señor, que ante María
absorto no se postra el firmamento…?

¿Y ni brisas, ni flores ni ambrosías
vuelvan a saturarse de su aliento?
¿ni los mares saludan a su estrella?
¿ni murmura su nombre el arroyuelo?
¿ni le envía la aurora sus fulgores?
¿ni las aves le entonan sus gorjeos?
¿ni de hinojos se postran ante su cuna
aclamándola Reina del orbe entero?
¿Por qué será, Señor? ¿Por qué así escondes
a la Reina sin par del universo?

¿Y a los hombres no abrasan los volcanes
que de la Niña arden en el pecho?
¿y viven en las sombras de la muerte
ante la aurora del Divino Verbo?

¿Y Abrahám y Elías duermen en el limbo?
¿y los ángeles callan en el cielo?
¿y el mismo Dios absorto ante su obra
callando está con célico embeleso?...

Lección divina: el Cielo nos enseña
que lo sublime en sí tiene su asiento;
y lo que nadie a comprender alcanza
no lo puede alabar sino el silencio.




Siervo de Dios don Federico Salvador Ramón 
(Almería, 1867 - México, 1931)

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