domingo, 21 de agosto de 2011

JMJ, DÍA 21 DE AGOSTO

Los jóvenes permanecieron en el aeródromo durante toda la noche en la vigilia hasta el comienzo de la misa durante la mañana. Para esa ocasión, la organización decidió aumentar el espacio habilitado, ya que unas 200.000 personas se quedaron fuera del recinto la noche anterior. El sitio web de Radio Vaticano cifró los asistentes en 2.000.000.
El sumo pontífice llegó a Cuatro Vientos en torno a las 9:20 de la mañana, donde ya le esperaban los reyes de España para saludarle, quienes también estuvieron presentes en la misa. Entre los asistentes, también se encontraban los ministros de Fomento y de Presidencia, José Blanco López y Ramón Jáuregui, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, el alcalde de la ciudad, Alberto Ruiz-Gallardón, el expresidente del Gobierno José María Aznar y su esposa y concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella. La misa dio comienzo con las palabras de bienvenida del cardenal Rouco Varela y de Benedicto XVI a los jóvenes: He pensado en vosotros desde anoche hasta esta mañana", agradeciéndoles el esfuerzo por estar allí después de la vigilia. Durante la homilía, el Papa instó a los asistentes a "dar testimonio de su fe en los más diversos ambientes, incluso allí donde hay rechazo o indiferencia". Afirmó que esta JMJ era una "maravillosa prueba de la fecundidad del mandato de Cristo a la Iglesia: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación" siendo "discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y países". También tuvo palabras para recordar a las víctimas del accidente que sufrió el vuelo 5022 de Spanair, del que se cumplían tres años el día anterior. Finalmente, el acto terminó con el anuncio de que Río de Janeiro será la ciudad que albergará la Próxima Jornada Mundial de la Juventud, en el año 2013. Discurso ante los voluntarios y despedida
Por la tarde, antes de la despedida en el aeropuerto de Madrid Barajas, Benedicto XVI tuvo una reunión ante los 30.000 voluntarios que habían formado parte de la organización del evento, para agradecerles su trabajo. Antes de subir al avión que lo llevaría de regreso a Roma dio su último discurso en el pabellón de Estado ante autoridades, los reyes y algunas personas que habían acercado a la pista. En él aseguró haberse sentido muy cómodo en España, así cómo los peregrinos, que habían sido "muy bien acogidos" tanto en Madrid como en otras muchas ciudades.
                                                
                                        

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